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Avatares de la Plaza Houssay

Los terrenos de la plaza Houssay abarcan aproximadamente una hectárea en la ciudad de Buenos Aires. Son el centro de lo que podría llamarse, El barrio de las luces en alusión a los miles de estudiantes y profesores que transitan por la plaza diariamente con destino a las facultades que la rodean.


La Plaza Houssay está circundada por la Avenida Córdoba, y las calles Junín, Paraguay y Presidente José E. Uriburu.

En 1877, recibió su primera destinación: sostener los cimientos del Hospital de Clínicas, en aquél momento llamado Hospital Buenos Aires.




El progreso de la ciencia dio el empuje para que se construyera un nuevo hospital acorde a los tiempos que corrían y demoler el existente, que resultaba obsoleto. Las autoridades destinaron la manzana aledaña para la construcción del nuevo hospital y destinaron los terrenos que ocupaba el viejo hospital a la creación de un nuevo espacio verde. Así nació la Plaza Houssay.


Estamos a fines del mes de abril, los jacarandaes florecen a pleno en las zonas de Buenos Aires favorecidas por la presencia de este árbol. Una de ellas es la plaza Houssay; muestra varios ejemplares que bien podrían compararse con ramos de flores inmensos. El celeste alilado y abigarrado de sus copas pone algo más que color: invita a hacer una pausa y disfrutar de un espacio singular dentro del gris de Buenos Aires.


Qienes durante el día transitan por la plaza, van sin embargo, como ensimismados, muchos de ellos con portafolios y mochilas, a paso firme, quizá con la idea fija de llegar a tiempo a algún lugar.


Los trabajos de demolición se llevaron a cabo en 1975. El proyecto de demolición contemplaba conservar los edificios de mayor valor histórico; este precepto se pudo cumplir sólo en lo que respecta a la antigua capilla del viejo hospital: La capilla quedó en el centro de la plaza, sobre una elevación del terreno, agregando al paisaje la belleza de su porte y la originalidad de su emplazamiento. Actualmente su nombre es Parroquia Universitaria San Lucas.


Está compuesta por una nave central con techo a dos aguas y una torre de campanario, exhibiendo la sobriedad del estilo neogótico. En la puerta de entrada de la Parroquia hay una placa de mármol con una inscripción que resume su historia. Dice así:


Iglesia San Lucas; en 1877 el ingeniero Schwartz edifica el Hospital de Clínicas y ésta fue su capilla, junto con el resto del terreno que hoy es la Plaza Houssay. En 1975 se demolió el hospital, conservándose la iglesia. En 1980 se la reinaugura enriquecida con las obras del artista Carlos Uría. En 2005 es declarada sitio de interés cultural.


Dentro de la iglesia el clima que se respira es acogedor, sereno, silencioso, no llegan las bocinas interminables ni el murmullo ensordecedor del tránsito de las calles circundantes, invita a meditar y a descansar.




A media tarde, terminado el horario escolar, la plaza se llena de niños, que juegan ping-pong, practican basket o simplemente a encestar pelotas y juegan al fútbol, muchos toman ahí sus meriendas, el ambiente se torna familiar hasta el anochecer, cuando vuelve al ritmo del apuro y el ensimismamiento de los regresos.


El proyecto de construcción de la plaza combinaba trabajos de ingeniería y de paisajismo, de manera que fue llevado adelante por profesionales ingenieros y arquitectos siendo de destacar que bajo tierra se construyó un estacionamiento de gran capacidad el cual puede albergar hasta mil vehículos. Los arquitectos paisajistas Pradial Gutiérrez, Aldo M.Liberatori y Román Wellington diseñaron y parquizaron el predio.


El nombre de la plaza fue dado en honor del argentino Dr. Bernardo Houssay, quien recibió el Premio Nobel de Medicina del año 1947, siendo el primer latinoamericano en recibir un Premio Nobel de ciencias.


La plaza tardó varios años en ser abierta al público, hecho que ocurrió el 9 de Julio de 1980, bajo un gobierno de facto, siendo intendente de Buenos Aires el Brigadier Osvaldo Cacciatore.


La superficie de la plaza resultó ser un área de tránsito y de aire puro para los estudiantes que hacen sus carreras en las facultades que conforman el polo universitario de la Universidad de Buenos Aires cuyas facultades se encuentran a pocos pasos de la plaza. Entre ellas se encuentran la Facultad de Ciencias Económicas, la Facultad de Medicina, La facultad de Odontología, otros cuatro institutos universitarios y también El Hospital de Clínicas José de San Martín, el cual, siendo hospital-escuela pertenece al área de la Universidad de Buenos Aires, la UBA. A estos centros del saber se suman, en ubicaciones aledañas, prestigiosos terciarios como el Instituto Superior del Profesorado Número Uno Alicia Moreau de Justo y el Instituto Superior del Profesorado Dr. Joaquín V. González.


El segundo destino que se le dio a la plaza, que fue pasar a ser un espacio verde tan venturoso y lleno de cualidades en favor de la gente, se vio ensombrecido por malos tratos y depredaciones efectuadas por individuos no identificados, que elegían la noche para producir los daños ya que durante el día se les hacía más difícil porque hay vigilancia policial.


Cuentan los puesteros de libros usados que se encuentran instalados en la vereda que da a la Avenida Córdoba, que hace unos años robaron de su pedestal el busto erigido en honor del Dr. Houssay, ubicado justamente en esa vereda, sin duda fue un hecho vandálico dañino e irrespetuoso. Hoy continúan esos malos tratos como es el caso de pintadas por doquier que no denotan un fin estético o poético sino todo lo contrario, y en ese escenario irrespetuoso se encuentran en sus pedestales los bustos que homenajean a médicos ilustres, entre otros, el Dr. Pirovano, El Dr. Matera, los fundadores de la Facultad de Medicina, Dres. Argerich, Gorman y Fabre. Todo sucede por la noche, dicen los puesteros y recalcan, que hace unos años, hasta se atrevieron a dejar sin luminarias a los senderos; las habían roto a pedradas.


Por estos malos tratos las autoridades llevaron adelante varias remodelaciones; la última tuvo lugar en 2015. La plaza estuvo cerrada por obras durante cinco meses, y la reabrieron en Junio de 2016 dándole el nombre de Campus BA a las nuevas instalaciones. La plaza fue dotada de un skatepark, mesas de ping-pong, juegos para niños totalmente renovados, canchas de fútbol y de básket; conexión Wi-Fi, enchufes para celular y para computadora en una sala destinada a estudiantes, con mesas y sillas para estudiar, una estación de bicicletas gratuitas renovada, una sala donde el que lo necesite puede controlar su presión, y aparatos para hacer gimnasia, como bicicletas fijas y otros.


¡Todo reluciente! Sin embargo, al conversar sobre estos cambios tan positivos con el dueño del kiosco de diarios de la esquina de Córdoba y Uriburu, el mismo cuenta que la noche anterior habían arrancado de cuajo una de las bicicletas fijas; el señor Vila, que lleva más de treinta años al frente de su kiosco estaba indignado y aseguró que conocía bien la zona y que no esperaba que la tendencia destructiva fuera a cambiar.


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Las autoridades, sin embargo, no se desaniman; la bicicleta arrancada de cuajo fue repuesta casi de inmediato, ¡buen augurio! Se podría interpretar como que existe una mayor incumbencia.


Es de destacar también que las autoridades han planificado mejoras importantes para el futuro inmediato. En 2016 La Legislatura porteña aprobó un proyecto para la creación de un polo gastronómico y cultural en el subsuelo de la Plaza Houssay, utilizando parte de su playa de estacionamiento subterránea.


El polo gastronómico y cultural contempla la instalación de locales de comidas, espacios culturales, librerías, salas de estudio, patios internos con luz natural. El proyecto se hizo pensando en cuáles son las necesidades que pueden tener los 180.000 entre estudiantes y profesores, que se calcula circulan por día a toda hora por la plaza. La reflexión acerca de las necesidades incluye a la gente que por cualquier motivo circula por el lugar. En ese sentido vale la pena tener en cuenta que el Subte B, Estación Facultad de Medicina tendrá acceso directo a este verdadero Campus Urbano en cierne.


La obra ya fue aprobada por la legislatura, ahora falta que sea adjudicada; a partir de ese momento se calcula que la construcción demandará unos dicciocho meses.


A fuerza de sufrir desiluciones queda la duda si los vándalos nocurnos de siempre se harán presentes. Pero tal vez la fuerza de las buenas intenciones, la fuerza creadora de belleza, creadora de bienestar y utilidad para la gente, haga que se contagien de las cosas buenas y corrijan sus malos hábitos.



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