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El último grito del dragón

La banda italiana de power metal volvió a pisar suelo argentino.

EL ÚLTIMO GRITO DEL DRAGÓN

Rhapsody, con sus miembros originales, dio su último show en nuestro país en el teatro flores en marco de su gira despedida, celebrando los 20 años de Carrera.

Por Carlos Brontes

kaky_carlitos@hotmail.com

Una de las bandas más importantes del power metal, volvió a tocar en Buenos Aires, pero esta vez con un condimento importante: sus miembros originales. O por lo menos casi todos, dado que el tecladista Alex Starapoli, fundador del conjunto, decidió no participar de esta gira debido a que formó Rhapsody of fire con otros integrantes. El nombre de dicho tour es Rhapsody Reunion: Fareewll Tour 2017 20th Anniversary. Antes de confirmar este encuentro, Luca Turili, guitarrista y líder de la banda, como el cantante Fabio Lione, declararon que esta sería su última gira juntos y que después cada uno emprendería sus proyectos por separado. Ese dato no pasó desapercibido para los fans argentinos que agotaron las entradas una semana antes del show. La excusa para armar esto fue la celebración de los 20 años de trayectoria que tiene el grupo, donde lanzaron su primer disco por el año 1997.

El día del evento fue el 14 de mayo del 2017 y el lugar elegido para la reunión fue el teatro flores, tal cual como la última vez que vinieron, allá por el año 2010, donde presentaron su último trabajo discográfico. Ubicado en el místico barrio de flores en la Ciudad de Buenos Aires, justo sobre la reconocida avenida Rivadavia (7802), este lugar, que ya hace varios años acopla conciertos de todo tipo de música, es ideal si se gusta de una vista cercana, buen sonido y venta de bebida alcohólica, algo que en recitales de gran magnitud está prohibido o extremadamente controlado.

Pues a las 19: 15 el lugar tenía poca gente, más que nada gente grande de unos 30 años para arriba, la mayoría sentados en un cordón que divide el campo con la parte trasera del teatro. El lugar tiene un piso arriba, el cual generalmente lo ocupan invitados de la banda, club de fans, etc. Abajo está el grueso del público. Poco a poco el lugar se fue llenando, gente que comenzaron a ocupar la parte del campo para estar más cerca de sus ídolos una vez que salieran.

A las 19:45, como si fuera un reloj humano, comienza a tocar la banda Ariadna Projet. Hicieron un gran repertorio, presentaron su último disco Novus Mundus, el cual tuvo una buena aceptación por parte del público y aunque todavía no estaba lleno, si había una buena cantidad de personas que los pudo oír.

Facundo, de unos treinta y cuarenta años (aproximadamente), que compraba remeras en la parte de atrás del teatro, un poco alejado del bullicio, estaba contento de estar ahí. Había conocido a la banda en el año 2001, con el disco Dawn of victory porque había escuchado un tema en la radio, le gustó, o como dijo él “una banda de la puta madre” y se compró el disco. De ahí en más consiguió los anteriores y siguió a la banda hasta el día de hoy. Le parece increíble que toquen Symphony of the Enchanted Lands completo, aunque remarca que “tienen otros temas que también van a estar buenos”.

A las 20:30 hs ya el lugar estaba repleto, se sentían los canticos, los gritos, la ansiedad por ver a este Rhapsody que venía con esos condimentos extraordinarios, no solo porque los fans iban a ver a los originales sino porque iban a tocar el disco Symphony of the Enchanted Lands completo, uno de los más elegidos por los fans, más algunos temas también históricos de la banda. Ya comenzaban a verse movimientos en el escenario y el público comenzaba a gritar y excitarse para que salieran.

Daniel, de aproximadamente cuarenta años, conoció a Rhapsody a través de un amigo llamado Papo, le gustó y sonaban muy bien, por lo cual decidió ir a verlos al teatro flores porque el lugar es chico y “suenan bien todas las bandas que tocan ahí acá”, por lo que no es el primer recital de él en este lugar.


Exactamente a las 21:00 hs, comienza a sonar fuerte la voz de Christopher Lee, el actor, que es muy conocido por todos y ha hecho muchísimas películas exitosas, es también la voz de intro de los últimos discos de Rhapsody. El público, ya exaltado por la impaciencia de que salgan sus ídolos al escenario, comenzó a gritar “SA-RU-MAN…SA-RU-MAN”, obviamente remarcando que conocían al actor por el personaje que interpretó en el filme El Señor de los Anillos, el cual lo hizo mucho más popular de lo que ya era antes, por lo menos en la juventud.


Ni bien terminó de dar su pequeño discurso Saruman, comenzó el tema Epicus Furor, que es la intro del disco que conmemoraban. En ese instante comenzaron a salir los miembros de la banda, recibidos por gritos eufóricos y aplausos, y cuando terminó de salir Fabio Lione, comenzaron con el primer tema de la noche, que era ni más ni menos que Emerald Sword, un tema muy querido por la gente. El lugar explotó ni bien comenzaron a tocarlo, el público enloqueció y se sintió la adrenalina de toda esa gente que había esperado tanto por ver eso. Generalmente este tema lo dejan para los últimos, o como le dicen en el mundo de los conciertos, los encore, que son los dos o tres temas que tocan una vez concluido con el repertorio programado. Pues esa noche, fue el primero que tocaron. Lo siguió Wisdom of The Kings, gran tema, el cual nunca habían tocado en vivo, por lo menos no en estas tierras. Después, sin dar ningún respiro, empezaron a sonar los acordes de Eternal Glory, otro que el público aclamó extraordinariamente, un tema muy apreciado a pesar de que también sea uno que sonaba en vivo por primera vez.

Llegó el turno de Beyond the Gates of Infinity, este particularmente tiene el detalle que lleva una melodía de teclado muy bella en su comienzo pero como obviamente no había tecladista, dado que Alex no estaba, los obligó a colocar un sonido de teclados grabado en base por medio del musicalizador, cosa que quedaba muy bajo para los demás sonidos como el de guitarra o batería. Es decir: resaltaban mucho más los instrumentos en vivo que el sonido grabado del teclado. Por un lado fue una lástima no poder escuchar a Alex en vivo como aquella vez del 2010, pero por otro lado, sin el teclado, tanto la guitarra como el bajo se sintieron mucho más potentes, lo que le dio a Rhapsody un sonido muy fuerte.

Después de esta canción realizan un tema del disco Power of the Dragonflame. Knightrider Of Doom, potente y bien pesado, uno de los mejores que tiene ese disco.

Es hora de Wings of destiny, una balada metalera, para cortar con tanto pogo. Una bella melodía el cual se resaltan el teclado (por más que se sintiera bajo) y la increíble voz de Fabio que se llevó el aplauso de todo el público.

Finalizado aquel relax, arrancó The Dark Tower of Abyss, donde tiene una intro que cualquier fan de Rhapsody reconocería enseguida en cualquier lugar del mundo. La gente enloqueció con este tema.

Tocó el turno de Riding the Winds of eternity donde dio lugar a pogos aquí y allá por el pequeño campo del teatro. Un tema muy esperado por toda la gente que lo vivó como tal.

Symphony of the Enchanted Lands, el tema que le da título a este álbum, fue la gran estrella de la noche. Un tema que dura cerca de trece minutos, con una intro la cual Fabio canta como en la ópera, donde su melodía hizo delirar a todo el teatro que no paraba de saltar y donde la gente cantó todo el tema sin parar en ningún momento. Excelente. Una vez finalizado los integrantes se retiraron excepto el baterista que da un show aparte dejándole a la gente un “solo de batería” fenomenal.

Cuando volvieron al escenario, Fabio habló un poco, diciendo lo “contentos que estaban de estar allí y poder disfrutar esa noche con ese público, que fue un placer para todos los integrantes presentes de la banda haber podido hacer esta gira.” Y sin anestesia nombra la canción que viene a continuación, dando lugar al grito de la gente y muchos vamooooo por parte de otros. Dawn of Victory, del álbum que lleva el mismo nombre. El público volvió a enloquecer como en toda la noche, que fue de éxitos tras éxitos.

Ellos se despiden, la gente aplaude y ovaciona. Las luces quedan bajas y nadie se mueve de su lugar, porque saben que ahora viene lo mejor.

Pasados unos cinco o diez minutos vuelven a salir para dar comienzo a los temas del encore, o el famoso una más que no jodemos más.

Lo hicieron con Rain of a Thousand Flames, del álbum que lleva el mismo nombre del tema. Gran canción, de esas que salen de la escuela del power metal europeo. Potente, sin descanso para el pogo y sin dejar de cantar cada estrofa.

Lo que vino a continuación fue raro pero a la vez bellísimo. Fabio empezó a cantar Lamento Eroico, un tema del álbum Power of the Dragonflame, pero con la particularidad de que es una balada en italiano que generalmente no es de hacerlo en vivo. Pues en esta gira así lo quisieron y los fans argentinos también lo disfrutaron. En un momento quiso que el público cantara el tema, pero no tuvo muy buena respuesta, parece que se llevan mejor con el inglés que con el italiano, aunque el inglés de la gente tampoco sea muy bueno.

Antes de comenzar con el último tema de la noche, Luca Turili habló para sus fans diciendo que tenía un cuadro gripal pero aun así quiso estar esa noche con todos ellos, festejando esta última gira con Rhapsody y muy feliz por ello.

Y el cierre de la noche no podía ser ni más ni menos que con una de las mejores canciones de la banda en toda su historia. Holy Thunderforce, del álbum Dawn of Victory, tema pesado y acelerado de los que tiene este conjunto. Para la gente fue como un martillo en la cabeza después del “tiempo fuera” que tuvieron con la canción anterior. Aquí el público se descontroló, los pogos no pararon, el calor era sofocante, pero todos saltaron, cantaron y festejaron. Los que no quisieron entrar al campo en todo el recital, lo hicieron con este tema, y los que estaban cansados, se les fue esa sensación ni bien comenzaron a escucharlo.

Holy Thunderforce fue el broche de oro para una noche mágica, una noche única, donde hubo clásicos para todos los gustos; donde la gente de más de treinta años lo disfrutó como si tuvieran 15 pues escuchaban temas en vivo los cuales conocían desde muy pequeños. Y los adolescentes que disfrutaron un show irrepetible y sin perderse de haber visto en vivo al Rhapsody original. Terminaron el concierto con la intro del álbum Power of the Dragonflame, In Tnenebris dando un final épico para un recital extraordinario.

Rhapsody nos dejó, ya no habrá más discos de ellos, no por lo menos con estos miembros. A pesar que haya sido “el último grito del dragón”, sus canciones y recuerdos vivirán por siempre en el corazón de los fans, que dejaron el teatro flores con una sonrisa enorme en sus rostros.


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